Siento mucha tristeza, en este momento estoy muy solo. Recuerdo lo que una vez me dijo el Enigma, que la depresión por nublasón se quita de simple manera consumiendo un jugo de zanahoria. Hasta tengo sed y ahorita lo quisiera. Es lo malo de vivir en la montaña; lo único que no está lejos son Dios y la muerte, y no confío mucho en el de arriba.
Acaba de llegar mi madre, le pregunté si traía por ahí un jugo de zanahoria. Obvio que no y el gesto de extrañeza, mi madre me juzga loco. La verdad yo también me juzgaría loco, de no ser porque carezco de juicio.
Por lo menos ya no estoy solo. Esperaba a alguien pero no ha llegado. Cuando la vea… da igual. En pocas decenas de minutos tenía una cita con mis amigos, que no he mencionado del todo en este blog –ya a su tiempo lo haré-, por lo pronto digo que es un grupo de personas algo extrañas. Y ellos dicen que yo soy lo más extraño, la verdad es que he conocido gente que considero más extraña no que yo, sino que más que cualquiera, el problema es que sólo yo las considero así. Repito que no me puedo juzgar; ya me estoy asustando.
Allá afuera hay niños diciéndose insultos sexosos y haciendo carreritas de bicis. Hace muchos años yo hice lo mismo, ¿Habrán mis pueriles actos acabado en un blog ajeno mientras transcurría mi infancia? No lo creo. /La verdad es que Bukowsky era un pendejo, por lo menos como escritor. Sé que él me hubiera apoyado. /Ese solo de piano y viola en la radio ha durado ya siglos de lentitud; Ahora recuerdo que hay partituras que aun no he capturado.
Mi visita ya no llegó, creo que me tomaré esa jarra de café yo solo. Luego bajaré tratando de evitar la muerte y subiré tratando de evitar el suelo a la media noche ebrio como cada fin de semana.
Tengo un amigo que se prostituye, yo le conseguí dos clasificados en el periódico. Es además mi guitarrista. Tengo una amiga bisexual que no se agüita con los albures y estudia letras, uno pesimista y feo que estudia leyes que se la hace de pedo a los de la patrulla M-10 cuando nos esculca, esa fanático de los autos y no tiene ni un peso. A veces eso me da lástima; Hay otro que hace pan, acaba de pasar la prepa y nos cuenta historias de las orgías de los maestros del CONAFE en las rancherías. También está mi amigo y DJ que siempre nos cuenta historias del primer mundo y las nenas pudientes de rave y antro, luego lo vemos llegar a su jacalito y acostarse en un petate. Nunca nadie lo ha cachado en la mentira.
Fin de la transmisión.