Ayer recordé por un post en
Sondemar, que cuando pequeño alrededor de los ocho años hicieron en mí un chequeo médico, cuyas radiografías arrojaron algo extraño.
Me dijo la pediatra -que estaba como para darle todavía el segundo aire- que presentaba un panorama anormal de los pulmones, los cuales mostraban ramificaciones tan densas como las de un hombre adulto y que eso debía ocasionarme dolor. Nunca lo sentí.
De inmediato se me hicieron estudios en diversas ciudades, pero nadie supo nunca qué tenía. Como último recurso me dijeron que en seis mese me hiciera un segundo chequeo. Salió lo mismo y decidimos dejarlo por la paz, pues nadie sabía nada y yo no mostraba síntoma alguno.
Hasta hoy no ha pasado nada con mis pulmones, soy sano hasta donde un mexicano promedio puede, pero hay gente que no:
Y más...
Visítenlas, sean chidos con el mundo quince minutos y lo más importante, no se arrepientan.
"Es bueno ser bueno"
-Barney.