Acá ando, en un pedacito de loma, poco antes de que llueva. Sentado junto a un arbusto de colores verdes que sólo el cielo nublado puede hacer ver. Oliendo el tepetate mojado, viendo a una que otra ave comerse las ruinas. Esperando y como que no esperando; por ver una bellísima istmeña con huipil rojo y que allá a lo lejos, nunca me vea. Y nunca volverla a ver.
Estas son las nubes, Señores, de las imágenes de todos los libros de lecturas. Las primarias se engalanan con Oaxaca, también los jipis come-hongos, los fans de Santa Sabina y talvez algún pintor… lo siento. A mi la obra de muchos pintores oaxaqueños no me gusta. Hoy lo prefiero en vívida maind.