"Autocongruencia" Mucha gente se ha de preguntar -lo veo en sus caras-, porqué estilo mi cabello así, tan desaliñado, tan dejado, tan trapeador.
La mayoría -lo veo en sus burguesas caras-, se ha de contestar sola que estoy verde, que estoy chavo y que lo hago por pura rebeldía. Que tengo algo que expresar.
La verdad -véanla en mi cara los que me conocen- es que lo uso así porque, léanlo bien, no tengo cosa alguna que expresar.
No tengo nada qué decir con mi cabello.
Tampoco tengo nada qué decir con mi ropa.
Lo que tengo que decir -que casi siempre es mucho- lo digo con la boca, y aún así, siempre trato de ser breve y conciso.
No voy a entregarme a kinestéticas y semióticas inanalíticas. No voy a peinarme si no lo quiero bajo una razón potente. Es la misma razón por la que no dejo de usar mis viejos tenis de tres años de olvidada edad y por la cual no uso collares ni cadenas, pues no soy un reo. Es por eso que no tengo tatuajes que se vean con los ojos ni ojos que juzguen por tatuajes en la piel. Es por eso que soy el súper hombre nietzschesiano, el hombre del fin de los tiempos de Dante y Marx.
Es que trato de ser una emancipación de mi mismo. Como hombre. Como humano. Como ser.
Que me vean cual gusano cuasiforme, que me griten el peor de los barbarismos barbáricos de la barbarie, no importa.
Es el precio por ser congruente.